intuición-Henri Bergson

intuición-Henri Bergson
Introducción a la metafísica. La intuición filosófica.





intuición - Bergson
1.ª La intuición es visión directa de lo concreto y real; en el caso de la psicología, de la realidad psíquica. La intuición viene así a equivaler a la percepción interna de Brentano.
2.ª Esta visión puede traducirse en términos de la inteligencia (en conceptos), pero no es idéntica a la inteligencia, pues ésta, para Bergson, se identifica con la facultad productora de la ciencia natural; es decir, es la facultad de construir objetos artificiales (los conceptos de la ciencia) útiles para la vida, para la intervención en la realidad, pero no una traducción adecuada de ésta. Para lo primero, no para lo último, ha surgido en la evolución. Como nos movemos en el espacio, estos objetos artificiales son de naturaleza espacial y suponen así los conceptos de la medida, del número y de la causalidad, inaplicables a lo psíquico.
3.ª La intuición es instintiva, o más exactamente, un desarrollo superior del instinto; se contrapone a la reflexión. Así, dice Bergson: «Se llama intuición a esta especie de simpatía intelectual mediante la que nos transportamos al interior de un objeto para coincidir en lo que tiene de único y, en consecuencia, de inexpresable».
4.ª La intuición ajena al concepto, no puede comunicarse más que realizándose, volviendo a lo real. Exige un doble método: A) Negativo o crítico, haciendo ver que una concepción es inadmisible porque no coincide con la intuición. B) Positivo, recurriendo al procedimiento del artista mediante la imagen sugeridora. «La imagen tiene, al menos, la ventaja de mantenerse en lo concreto. Eligiendo las imágenes tan heterogéneas como sea posible, se impedirá que cualquiera de ellas usurpe el lugar de la intuición que está encargada de despertar, ya que entonces sería expulsada por sus rivales. Haciendo que exijan todas ellas de nuestro espíritu, a pesar de sus diferencias de aspecto, la misma especie de atención y, en cierta manera, el mismo grado de tensión, se acostumbrará poco a poco a la conciencia a una disposición particular y bien determinada, precisamente la que deberá adoptar para aparecerse a ella misma sin velo... No se le habrá mostrado nada, tan sólo se habrá colocado en la actitud que debe tomar para hacer el esfuerzo apetecido y llegar por ella misma a la intuición». Si la intuición se mueve en el mundo de la imagen, se mueve en el mundo de lo concreto, que al fin y al cabo es el mundo de lo vital; y en la conciencia, el mundo de las pulsaciones psíquicas. La intuición no es más que la percepción interna, y el término «intuición» en Bergson puede equivaler a la tendencia para apoderarse, mediante el conocimiento, de la actividad mental en su fluir y en lo que tiene de concreto o de otra manera, el afán de dar una impresión vital del espíritu, lo que, naturalmente, sólo es realizable mediante la percepción directa, libre de prejuicios, de nuestros estados mentales.

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