'conciencia de uno mismo'

Joseph Beuys
(Extractos de una conversación entre J. Beuys y Friedhelm Mennekes, S.J., sostenida el 30 de marzo de 1984.)

(...) Todos los hombres son iguales. De aquí la fórmula: todo hombre es un artista, en potencia. Se trata, entonces, de potencialidad (...).
(...) ¡La frase 'todo hombre es un artista' no significa: 'Todo hombre es pintor'! No, se trata de otras exigencias de cualidades requeridas para un trabajo cualquiera, al cual será apto un hombre cualquiera. Por 'creatividad' hay que entender las capacidades más generales del hombre y no una capacidad particular, como por ejemplo saber pintar (...).
(...) El hombre se ha de reconciliar, por sí mismo, con su propio Dios. Ha de realizar unos ciertos movimientos, unos determinados esfuerzos para establecer contacto con él: éste es el verdadero significado científico de la palabra 'creatividad'. Cualquier otra concepción del término creatividad no revela nada más que una moda. Sólo a través de esta relación podrá hablar de su poder creador. Sólo con esta condicion podrá hablar del concepto de autodeterminación (...).
(...) Aquello que realmente importa elevar es el alma humana. Yo hablo del 'alma' en un sentido global. No pienso sólo en el dominio de la emoción, sino también en las fuerzas del conocimiento, en la capacidad de pensar, de intuición, de inspiración, en la conciencia del yo, en la fuerza de voluntad. Todas las cosas que han estado profundamente abismadas en nuestros días han de ser salvadas (...).
(...) El concepto ampliado del arte no es en absoluto una teoría, sino una manera de proceder según la cual el ojo interior es más determinante que las imágenes exteriores (...).
(...) En una época moderna en la cual la humanidad está regida por el materialismo, incluso la ciencia, y en la cual todas sus capacidades están transferidas al intelecto, la fe ha dejado de ser un órgano de conocimiento (...).
(...) El hombre ha de sufrir también esta experiencia de la crucifixión, esta completa encarnación en el mundo de la materia, pasando de lleno por el materialismo. Hace falta morir, sentirse completamente abandonado por Dios, como en otro tiempo Cristo fue abandonado por su padre en este misterio. No es sino hasta entonces, que el hombre descubre, en la conciencia de sí mismo, la sustancia crística y puede percibirla realmente (...).
(...) El hombre de nuestro tiempo no ha sido abandonado por Dios. Y la famosa frase 'Dios ha muerto', es exacta, desde el punto de vista del materialismo del mundo y de acuerdo con todo aquello que el materialismo ha causado a la humanidad (...).
(...) El materialismo tiene dos funciones: una es la paralización total de las antiguas fuerzas del alma, la otra es la puesta en vigor de criterios intelectuales rigurosos para cada concepto del conocimiento científico. Luego de esta hipertrofia del intelecto humano, hace falta reencontrar un vínculo con la espiritualidad, pero esta vez no gracias a una forma transmitida, es decir, dada a los hombres, sino gracias a la fuerza de cada uno, a la fuerza del yo (...).
(...) Ignacio de Loyola es muy importante, si al mismo tiempo se es capaz de intuir alguna cosa en su modelo de disciplina militante, que va más allá de sus propias formulaciones. En él mismo hay algo que va más allá. Todo aquello que es militante se ha de ejecutar en dirección al hombre mismo. Se ha de convertir en una guerra interna (...).
(...) El principio de una terapia social. Una purificación total, una completa curación de todo el campo social, es decir, hasta los organismos sociales, se denominen Estados u otra cosa, conceptos como ahora 'economía', 'democracia' o 'cultura': todo es impureza que ha de ser depurada. Porque el mundo no ha de ser así como es (...).
(...) El sufrimiento tiene, entonces, una función importante. Hace falta, para explicarlo en una fórmula, que el hombre tan sólo tenga a su disposición dos maneras de comportamiento creador y ello, naturalmente, con todas las matizaciones posibles, cada biografía con su propia dosificación: una es la acción, la otra el sufrimiento. Los dos destinos contribuyen a enriquecer el mundo (...).
(...) La forma bajo la cual se efectúa esta encarnación de Cristo en nuestro tiempo es el elemento del movimiento, simplemente. Aquello que se mueve (...).
(...) El movimiento puede realizarse mediante una provocación, mediante una consagración, mediante una invocación de su propio fin. Se suscita alguna cosa, el principio mismo del movimiento. Y aquí son evidentes otros polos, es evidente el polo de la voluntad, de la energía, que sabe dónde se nutre el movimiento; y se hace inmediatamente evidente el polo de la forma, por decirlo así, se trata realmente de dar forma a alguna cosa que va dirigida a todos los hombres. Y esta figura es completamente diferente de la antigua. Es, por tanto, el principio de la resurrección: transformar la antigua figura, que muere o es rígida, en una figura viva, enérgica, impulsora de la vida, del alma, del espíritu. Éste es el concepto ampliado del arte (...).
(...) Hay que comenzar a utilizar una palabra clave: la de movimiento. Hay que insistir con fuerza sobre el elemento de movimiento. Cómo hacerlo es otra cuestión. La verdadera justificación del arte de la acción, es este elemento, el movimiento (...).


(...) Esta vía: 'todo hombre es un artista' exige del hombre mucho más que lo que los artistas pueden esperar cuando pintan magníficos cuadros. OK, eso tiene un cierto valor. Pero para el futuro del hombre eso no es decisivo. Lo decisivo es relacionar el concepto de 'artista' a cada hombre, a su trabajo en general. Y después se verifica que el camino que pasa por aquello que se denomina el 'arte' no es el que aporta más al ARTE. El concepto ampliado del arte: 'Todo hombre es un artista' no es fácil, pero sí lo más claramente necesario al ARTE (...).
(...) No hemos de olvidar que la última consecuencia de esta guerra es alcanzar la conciencia de uno mismo. Este término de 'conciencia de uno mismo', de fuerza del Yo, realmente fue perseguido como disciplina de una manera mucho más intensa en el materialismo que a través de todas estas afirmaciones. Esta disciplina del Yo en la extrema agudización de la conciencia -digámoslo sin miedo- en el pensamiento. Aquí se alcanza esta precisión en un sobrante muy pequeño (...).

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