suscitar emociones


El pabellón francés en la 54ª internacional exposición de arte: La Bienal de Venecia, curada por Jean-Hubert Martin, presento una nueva instalación de artista francés Christian Boltanski. La instalación, titulada "oportunidad", aborda los temas característicos para trabajo de Boltanski: oportunidad, la suerte y la desgracia.
En la sala principal, Christian Boltanski había instalado un gran andamio con una tira de película oversize que muestra los rostros de los bebés poco después de su nacimiento. La tira de película se ejecuta a gran velocidad, hasta que al azar se detiene y toma uno de estos bebés, aparece en una pantalla lcd. En cada una de las habitaciones de dos laterales, un gran reloj digital cuenta hasta la población mundial.




http://www.analitica.com/bitblio/mer/boltanski.asp
Entrevista a Christian Boltanski
María Elena Ramos
Presidente del Museo de Bellas Artes Venezuela
Julio 1998
Traducida del francés por José Ignacio Herrera y Federica Palomero

(….)De hecho, soy un artista, y lo que hago es arte, pero para mí la reacción del espectador debe ir más allá del hecho de que está frente a una obra de arte. Debe olvidar que está frente a una obra de arte y tiene que tener emociones que están más próximas a la vida. El problema de un artista, por ejemplo, si yo me pongo a llorar ahora, Ud. se va a emocionar y se va a preocupar, y tal vez se pregunte ¿Qué le está pasando? ¿Por qué llora? ¿Qué se puede hacer? Si estoy haciendo teatro, va a decir que soy un actor malo y no va a sentir emoción. Entonces la vida tiene mucha más emoción que el arte. Por eso, lo que intento hacer es que la gente se olvide que es arte y piense que es vida. Para dar esta impresión de vida. Para dar esta impresión de vida me sirvo de medios artificiales, del arte; no es la realidad, hago teatro; trato de que el espectador en ese momento olvide que está en un museo.


Por ejemplo, ¿cuáles son las dificultades que me encuentro al exponer aquí? Primero, esto es un museo, un verdadero museo. La gente entra, va al museo como va a la iglesia, y no es tan bueno ir al museo como a la iglesia. La gente entra al museo, va a ver la colección egipcia, la colección china, y después la exposición de vanguardia. Pero todo esto es algo que está fuera de la vida, uno va al museo a mirar arte. A mí me gustaría que la gente viniera aquí y que no sepan dónde están y digan «vengan, vengan, aquí está pasando algo», como si hubiera un accidente de tránsito. Uno puede lograrlo, quiero decir, lograr engañar, dar una emoción real. Si estuviera en el jardín, sería casi más fácil para mí, sería otro problema, pero aquí, es arte, dado como arte de entrada. El problema que me interesa en este museo es precisamente qué significa mezclar tazas chinas con objetos egipcios y con mi trabajo. Se puede decir que todos son recuerdos humanos. Hubo alguien que fabricó estas tazas chinas, hubo alguien que grabó un jeroglífico, hubo un artista francés que hizo esto: son huellas humanas.


Tal vez la diferencia está en que las tazas chinas eran realmente utilizadas, los objetos egipcios tenían una verdadera función, y lo que yo hago, por lo menos en este museo, no tiene función real. Y esto es un problema; la única función que tiene esta obra mía, si es que lo logro, es plantear preguntas, dar emociones. Me gustaría que esto fuera visto, observado. No soy para nada un artista conceptual, no soy esto, no sé qué quiere decir. Me siento como un artista totalmente tradicional. Es decir, tengo el deseo de suscitar emociones. No percibo cambios. De hecho, lo que quisiera es que la gente entrara a mi espacio, se pusiera a llorar, se pusiera de rodillas. Tal vez sea muy pretencioso decir esto, pero ésta es la reacción que yo deseo. Lamentablemente, esto no sucede. Esto es lo que quiero, que la gente se ponga de rodillas y llore, que la gente se tire al piso. Es como estas iglesias norteamericanas para los negros, donde la gente rueda por el piso y tiene crisis de histeria.


Esto es lo que quisiera, no la reacción de algunos críticos o de algunos artistas aquí en Caracas, que dirán cosas como «Boltanski es un artista contemporáneo de tal tradición, ah si, Boltanski es un buen artista de los años 90, un poco en la tradición del arte povera…». Esto es terrible para mí. Busco otra cosa. Busco realmente…me gustaría trabajar para el gran público y poder suscitar emociones en el gran público. Pienso que mi trabajo lo puede permitir, y que lo que lo impide es precisamente el hecho de que me encuentre en un museo.
Tal vez el hecho de ser un artista sea una manera de luchar contra la muerte. Es una manera que no funciona. Es un fracaso. Cada vez que uno lucha contra la muerte, pierde. Es también un deseo de luchar contra la propia muerte. Cuando uno es artista, esto responde a un deseo de luchar contra la muerte. Al mismo tiempo, cuando más artista es uno, más deviene en su obra.(….)


(….)Por una parte, eso de crear muy pocas veces me pasa, desgraciadamente. Creo que es una cosa muy cercana a ser un místico, es decir que a menudo durante mucho tiempo estoy a la búsqueda, y luego, bruscamente, entiendo y lo veo todo, es como una búsqueda, uno anda perdido en la oscuridad y de repente la luz llega y en algunos segundos uno sabe lo que uno debe hacer en los seis meses siguientes. Es algo muy brutal, es realmente como una revelación para mí, pero esta revelación llega si durante varios meses sufro, busco, lloro, ensayo, me lamento, estoy realmente perdido y entonces a veces ocurre, ya está, entiendo. (….)

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